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Posts Tagged ‘comunista’

 Iremos escrever, no dia 10 de novembro no Campo Pequeno, mais uma página na nossa grande e edificante história.

 São as fotografias que mais o identificam:
um Homem entre seus iguais.

 Recordá-lo é criar estímulos para continuarmos lutando.

Cid Simões

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«Entre o início da Segunda Guerra Mundial e a conquista de Saigão, Vo Nguyen Giap foi decisivo na derrota militar de três potência imperialistas – Japão, França e EUA -, venceu dezenas dos seus mais prestigiados generais, foi figura no ocaso do «império do sol nascente» e da IV República Francesa, bem como de quatro presidentes norte-americanos.»

«Giap foi uma daquelas raras personalidades que, produto da própria agudização das contradições sociais, são chamadas a protagonizar os grandes combates e transformações que fazem andar para diante a roda da História. Por isso mesmo, o papel revolucionário que ao lado de Ho Chi Minh desempenhou, é inseparável do seu povo, do seu partido, do seu ideal e projecto de uma nova sociedade livre da opressão nacional e da exploração de classe.»

«os imperialistas são péssimos alunos, demos-lhes lições durante vários anos na nossa escola, não aprenderam nada e foram repetentes durante tantos anos que tivemos que correr definitivamente com eles» General Vo Nguyen Giap Argel, 1975

«Segundo o marxismo-leninismo, o motor do desenvolvimento da sociedade humana dividida em classes, é a luta de classes, e são as massas populares as que sempre fazem a história. Portanto, ao analisar a relação entre o homem e a arma, nosso partido afirma que é o homem o fator decisivo, e critica energicamente a teoria burguesa de que a arma é o decisivo.»

«Mas a polícia francesa prendera a sua mulher e a sua cunhada para as utilizar como reféns para pressionar Giap e para o levar a entregar-se. A repressão foi feroz: a sua cunhada foi guilhotinada e a sua mulher foi condenada a prisão perpétua, vindo a morrer na prisão ao fim de três anos em consequência das brutais torturas a que foi sujeita. Os carrascos assassinaram também o seu filho recém-nascido, o seu pai, duas irmãs e outros familiares

«Por isso pôde concluir que «arma nuclear influi enormemente na estratégia e na táctica militares, mas não muda a estratégia revolucionária do proletariado nem o faz confundir quem são os seus inimigos e quais são os seus amigos. As armas nucleares influem no desenvolvimento das hostilidades e da vitória mas não são o elemento determinante da vitória e tampouco mudam a perspectiva de desenvolvimento da sociedade.

Na guerra o factor decisivo é e será sempre o homem; as massas populares são e continuarão a ser as forjadoras da história.»»-

António Vilarigues

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Para que não se esqueça, aqui se descrevem os últimos dias da vida de Victor Jara antes da sua execução, no dia 15 de Setembro de 1973, no estádio que agora tem o seu nome. Optei por não traduzir o texto de Boris Navia que testemunhou ao vivo os acontecimentos. A descrição é impressionante. Pelo menos a mim, mesmo já conhecendo os factos,  vieram-me as lágrimas…

Las últimas horas de Víctor Jara

por Boris Navia

Abogado, presidente del Club de Amigos de Radio Nuevo Mundo, Boris Navia es uno de los centenares de chilenos que estuvo en el Estadio Chile, hoy Víctor Jara, los primeros días que siguieron al golpe. En esa calidad, entrega su valioso e inédito testimonio de las últimas horas vividas por el gran cantor revolucionario.                              

¡A ese hijo de puta me lo traen para acá!”, gritó el oficial apuntando con su dedo a Víctor Jara, quien junto a unos 600 profesores y estudiantes de la UTE ingresábamos con las manos en la nuca y a punta de bayoneta al Estadio Chile la tarde del miércoles 12 de septiembre de 1973. El día antes, Víctor debía cantar en el acto que se realizaría en la UTE, donde el Presidente Allendeanunciaría el llamado a plebiscito al pueblo de Chile.

¡A ese hijo de puta me lo traen para acá!”, repitió iracundo el oficial. El casco hasta los ojos, rostro pintado, metralleta al hombro, granada al pecho, pistola al cinto y balanceando su cuerpo tensado y prepotente sobre sus botas negras.

¡A ese huevón!… ¡a ése!”. El milico lo empuja, sacándolo de la fila.

¡No me lo traten como señorita, carajo!”. Ante la orden, el soldado levanta el fusil y le da un feroz culatazo en la espalda de Víctor, que cae de bruces casi a los pies del oficial.

¡Ch’e tu madre! Vos soy el Víctor Jara, huevón. El cantor marxista, el cantor de pura mierda!”.

Y su bota se descarga furibunda una, dos, tres, diez veces en el cuerpo, en el rostro de Víctor, quien trata de protegerse la cara con las manos; ese rostro que cada vez que lo levanta esboza una sonrisa, que nunca lo abandonó hasta su muerte.

Yo te enseñaré, hijo de puta, a cantar canciones chilenas, no comunistas!” El golpe de la bota sobre un cuerpo indefenso no se olvida jamás… El oficial sigue implacable su castigo, enceguecido de odio, lo increpa y patea. La bota maldita se incrusta en la carne del cantor. Nosotros, apuntados por los fusiles contemplamos con horror la tortura de nuestro querido trovador y pese a la orden de avanzar nos quedamos transidos frente al horror.

Víctor yace en el suelo. Y no se queja. Ni pide clemencia. Sólo mira con su rostro campesino al torturador fascista. Este se desespera. Y de improviso desenfunda la pistola y pensamos con pavor que disparará sobre Víctor. Pero, ahora le golpea con el cañón del arma, una y otra vez. Grita e increpa. Es histeria fascista. Y, entonces, la sangre de Víctor comienza a empaparle su pelo, a cubrirle su frente, sus ojos… Y la expresión de su rostro ensangrentado se nos quedó grabada para siempre en nuestras retinas…

El oficial se cansa del castigo y se detiene, mira a su alrededor y advierte los cientos de ojos testigos que lo observan con asombro y con ira. Se descompone y grita.

¿Qué pasa, huevones! ¡Que avancen estas mierdas! Y a este huevón -se dirige a un soldado- me lo pones en ese pasillo y al menor movimiento lo matas, ¡lo matas, entendiste, carajo!”.

El Estadio Chile se iba llenando rápidamente con prisioneros políticos. Primero 2.000, luego serían más de 5.000. Trabajadores heridos, ensangrentados, descalzos, con su ropa hecha jirones, bestialmente golpeados y humillados. El golpe fascista tuvo allí, como en todas partes, una bestialidad jamás vista. Las voces de los oficiales azuzando a los soldados a golpear, a patear, a humillar esta “escoria humana” a la “cloaca marxista”, como lo espetan. Hasta hoy día la gente nos pregunta si los miles de prisioneros del Estadio presenciaron estas torturas a Víctor y la respuesta es que sólo unos pocos, sus compañeros de la UTE y los más cercanos, ya que el destino y la vida de cada uno estaba en juego y, además, el Estadio Chile era un multiescenario del horror, de la bestialidad más despiadada. Allí arriba un oficial le cortaba la oreja con un corvo a un estudiante peruano, acusándolo por su piel morena de ser cubano. Un niño de 14 años enloquecía y el soldado le descargaba su arma. De pronto un soldado tropieza en las graderías con el pie de un obrero viejo y “El Príncipe”, que así se hacía llamar el oficial a cargo, desde lo alto de los reflectores que nos enceguecían le ordena que lo golpee y el soldado toma el fusil por su cañón y quiebra su culata en la cabeza del trabajador que se desangra hasta morir.

Víctor, herido, ensangrentado, permanece bajo custodia en uno de los pasillos del Estadio Chile. Sentado en el suelo de cemento con prohibición de moverse. Allí, en ese mismo Estadio que lo aclamó en una noche del año 69 cuando gana el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, con su “Plegaria de un Labrador”.

Allí es obligado a permanecer la noche del miércoles 12 y parte del jueves 13, sin ingerir alimento alguno, ni siquiera agua. Tiene varias costillas rotas, uno de sus ojos casi reventado, su cabeza y rostro ensangrentados y hematomas en todo su cuerpo. Y estando allí, es exhibido como trofeo por el Príncipe ante las delegaciones de oficiales de otras ramas castrenses, y cada uno de ellos hace escarnio del cantor.

La tarde del jueves se produce un revuelo en el Estadio. Llegan buses de la Población La Legua. Se habla de enfrentamiento. Y bajan de los buses muchos presos, heridos y también muchos muertos. A raíz de este revuelo, se olvidan un poco de Víctor. Los soldados fueron requeridos a la entrada del Estadio.

Entonces, aprovechamos de arrastrar a Víctor hasta las graderías. Le damos agua. Le limpiamos el rostro. Eludiendo la vigilancia de los reflectores y las “punto 50”, nos damos a la tarea de cambiar un poco el aspecto de Víctor. Queremos disfrazar su estampa conocida. Que pase a ser uno más entre los miles. Un viejo carpintero de la UTE le regala su chaquetón azul para cubrir su camisa campesina. Con un cortauñas le cortamos un poco su pelo ensortijado. Y cuando nos ordenan confeccionar listas de los presos para el traslado al Estadio Nacional, también disfrazamos su nombre y le inscribimos con su nombre completo: Víctor Lidio Jara Martínez. Pensábamos, con angustia, que si llegábamos con Víctor al Nacional, y escapábamos de la bestialidad fascista del Chile, podríamos, tal vez, salvar su vida.

Un estudiante nuestro ubica a un soldado conocido, le pide algo de alimento para Víctor. El soldado se excusa, dice que no tiene, pero más tarde aparece con un huevo crudo, lo único que pudo conseguir y Víctor toma el huevo y lo perfora con un fósforo en los dos extremos y comienza a chuparlo y nos dice, recuperando un tanto su risa y su alegría, “en mi tierra de Lonquén, así comíamos los huevos”. Y duerme con nosotros la noche del jueves, entre el calor de sus compañeros de infortunio y, entonces, le preguntamos qué haría él, un cantor popular, un artista comprometido, un militante revolucionario, ahora en dictadura, y su rostro se ensombrece previendo quizás la muerte. Hace recuerdos de su compañera, Joan, de Amanda y Manuela, sus hijas, y del Presidente Allende, muerto en La Moneda; de su amado pueblo, de su partido y de sus compañeros artistas. Su humanidad se desborda aquella noche de septiembre.

    El viernes 14 estamos listos para partir al Nacional. Los fascistas parecen olvidarse de Víctor. Nos hacen formar para subir a unos buses, manos en alto y saltando. En el último minuto, una balacera nos vuelve a las graderías.

Y llegamos al fatídico sábado 15 de septiembre de 1973. Cerca del mediodía tenemos noticias de que saldrán en libertad algunos compañeros. Frenéticos, empezamos a escribirles a nuestras esposas, a nuestras madres, diciéndoles solamente que estábamos vivos. Víctor sentado entre nosotros me pide lápiz y papel. Yo le alcanzo mi libreta, cuyas tapas aún conservo. Y Víctor comienza a escribir, pensamos en una carta a Joan su compañera. Y escribe, escribe, con el apremio del presentimiento. De improviso, dos soldados lo toman y lo arrastran violentamente hasta una de las casetas de transmisión y por ello lo seguimos viendo. El oficial llamado el Príncipe tenía visitas, oficiales de Marina. Y desde lejos vemos cómo uno de ellos comienza a insultar a Víctor, le grita histérico y le da golpes de puño. La tranquilidad que emana de los ojos de Víctor descompone a sus cancerberos. Los soldados reciben orden de golpearlo y comienzan con furia a descargar las culatas de sus fusiles en el cuerpo de Víctor. Dos veces alcanza a levantarse Víctor, herido, ensangrentado. Luego, no vuelve a levantarse. Es la última vez que vemos con vida a nuestro querido trovador. Sus ojos se posan por última vez sobre todo aquel pueblo mancillado.

Aquella tarde, nos trasladan al Estadio Nacional y al salir al foyer del Estadio Chile vemos un espectáculo dantesco. Cincuenta cuerpos sin vida están botados allí y entre ellos, junto a Litré Quiroga, Director de Prisiones del Gobierno Popular, también asesinado, el cuerpo inerte perforado a balazos de nuestro querido Víctor Jara. La brutalidad fascista había concluido su criminal faena. Era la tarde el sábado 15 de septiembre. Al día siguiente su cuerpo sería arrojado cerca del Cementerio Metropolitano.

Aquella noche, entre golpes y culatazos, ingresamos al Estadio Nacional. Y nuestras lágrimas de hombres quedaron en reguero, recordando tu canto, amado Víctor, Víctor del Pueblo.

Esa misma noche y al buscar una hoja para escribir, me encontré en mi libreta, no con una carta, sino con los últimos versos de Víctor, que escribió unas horas antes de morir y que él mismo tituló “Estadio Chile”. Inmediatamente acordamos guardar este poema. Un zapatero abrió la suela de mi zapato y allí escondió las dos hojas del poema; antes yo hice dos copias de él, y junto al ex senador Ernesto Araneda, también preso, se las entregamos a un estudiante y a un médico que salían en libertad.

Sin embargo, el joven es revisado en la puerta de salida y le descubren los versos de Víctor y bajo tortura obtienen el origen del poema, llegan a mí y me llevan al velódromo, transformado en recinto de interrogatorios.

Me entregan a la FACH y, tan pronto me arrojan a la pieza de tortura, el oficial me ordena sacarme el zapato donde oculto los versos. “¡Ese zapato cabrón!”, grita. Su brutalidad se me viene encima. Golpea el zapato hasta hacer salir las hojas escritas. Mi suerte estaba echada. Y comienzan las torturas destinadas a saber si existían más copias del poema.

¿Por qué a los fascistas les interesaba tanto el poema? Porque a cinco días del golpe en Chile, el mundo entero, estremecido, alzaba la voz levantando las figuras de Salvador Allende y Víctor Jara y, en consecuencia, sus versos de denuncia había que sepultarlos.

Entonces, se trataba de aguantar el dolor de la tortura. Yo sabía que cada minuto que soportara las flagelaciones, era el tiempo necesario para que el poema de Víctor atravesara las barreras del fascismo. Y, con orgullo, debo decir que los torturadores no lograron lo que querían. Una de las copias atravesó las alambradas y voló a la libertad y aquí están los versos de Víctor de su último poema:

(sublinhados meus)

“Estadio Chile”

“Somos diez mil manos menos
Que no producen.
¿Cuántos somos en toda la Patria?
La sangre del compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas.
Así golpeará nuestro puño nuevamente.
Canto, qué mal me sales
cuando tengo que cantar espanto.
Espanto como el que vivo
como el que muero, espanto”.

In La Ventana – Portal Informativo da Casa das Américas

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António Vilarigues

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«Um dos elementos que, na luta contra a ditadura, na revolução e na contra-revolução, conferiu ao PCP capacidade e contagiante confiança, foi o facto de, no seu programa e na sua acção, apontar uma ampla perspectiva histórica.

«O programa de um partido, que propõe uma transformação social profunda e libertadora, não pode ser confundido, e muito menos substituído, por uma plataforma de conjuntura ou um programa eleitoral. Nem a sua actuação política pode ter como objectivo torná-lo um colaborador da política de governos ao serviço do grande capital.

«Em Portugal, a institucionalização, em termos constitucionais, da contra-revolução, com a pretensão de que o sistema socioeconómico e o regime político são intocáveis e irreversíveis, coloca a necessidade de apontar claramente objectivos a curto, a médio e a longo prazo.

«A curto prazo: medidas urgentes, por vezes imediatas, para resolver problemas instantes. A médio prazo: a defesa e aprofundamento da democracia nas suas quatro vertentes. A longo prazo: que temporalmente pode ser mais próximo ou mais distante, a construção e edificação de uma sociedade socialista.

«E, sempre, a defesa da independência e soberania nacionais.»

Álvaro Cunhal, A Verdade e a Mentira na Revolução de Abril (A contra-revolução confessa-se),
Edições «Avante!», Lisboa, 1999, p. 319

António Vilarigues

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A par de uma intensa actividade política revolucionária, Álvaro Cunhal desenvolveu, ao longo da sua vida, um apaixonado interesse por todas as dimensões da existência. Militante e dirigente comunista, sempre que as circunstâncias de todo não o impedissem praticava e convivia com as artes, a ficção literária e as artes plásticas, assim como é levado a confessar a sua paixão pela música. Ao mesmo tempo, manteve uma longa e intermitente reflexão sobre a arte e a estética. Quando publica o livro «A Arte, o Artista e a Sociedade», percebemos justamente que o seu pensamento sobre estética foi evoluindo ao longo da sua vida, os seus conceitos operatórios foram-se desenvolvendo e superando, até que o seu pensamento abandona qualquer mecânica instrumental na apreciação da arte.

Para Álvaro Cunhal, «arte é liberdade, é fantasia, é descoberta e é sonho (…). Matar a liberdade, a imaginação, a fantasia, a descoberta e o sonho seria matar a criatividade artística e negar a própria arte, as suas origens, a sua evolução e o seu valor como atributo específico do género humano».

Da Faculdade de Direito à Guerra Civil de Espanha

A vida de Álvaro Cunhal – aí incluídos os mais de 12 anos passados nas prisões fascistas – ficou marcada por uma intensa actividade intelectual, repartida por disciplinas e áreas das mais diversas, desde a elaboração de um notável corpo de pensamento histórico e teórico até à investigação e à análise históricas, à tradução e à criação literária, ao desenho e à pintura, à reflexão sobre arte e estética.

Essa multifacetada actividade intelectual foi acompanhada, e integrou, uma singular intervenção militante, decorrente do facto de a adesão de Álvaro Cunhal ao ideal comunista ter sido uma opção de vida, concretizada com a sua dedicação ao Partido Comunista Português, ao qual aderiu aos 17 anos de idade, na mesma altura em que entrou para a Faculdade de Direito de Lisboa. Iniciou assim a entrega total à luta por uma sociedade sem explorados nem exploradores, pela liberdade, pela democracia, pela defesa dos interesses dos trabalhadores, do povo, de Portugal.

Em 1936, Álvaro Cunhal, então com 22 anos, é enviado a Madrid pela direcção do PCP com uma missão específica. Face ao desencadeamento do golpe fascista de Franco participa em actividades de resistência. Mais tarde, com o pseudónimo de Manuel Tiago, fará desta experiência o tema de uma novela, «A Casa de Eulália».

A prisão e a clandestinidade

Pouco depois do regresso de Espanha, Álvaro Cunhal foi preso pela polícia fascista. Apesar das brutais torturas a que foi submetido, recusou-se a prestar declarações. Libertado um ano depois, vai cumprir o serviço militar na Companhia Disciplinar de Penamacor – experiência que viria a ser motivo de inspiração para, muitos anos passados, escrever «Os Corrécios e Outros Contos».

Preso pela segunda vez em Maio de 1940, é sob prisão que irá defender a sua tese de licenciatura em Direito: «O aborto, causa e soluções». Libertado seis meses depois, passa em permanência à clandestinidade como funcionário do Partido Comunista Português.

Entretanto, o jovem Álvaro Cunhal colaborava intensamente em várias revistas e jornais (Liberdade, O Diabo, Sol Nascente, Seara Nova, Vértice) com textos políticos e filosóficos e sobre artes plásticas e literatura – textos que evidenciavam já uma inequívoca assimilação do marxismo com reflexão própria. Iniciara-se também no desenho e na pintura, sendo autor da capa e ilustrações dos primeiros romances do neo-realismo português, «Esteiros», de Soeiro Pereira Gomes.

A reorganização e os «passeios» no Tejo

Na década de 40, Álvaro Cunhal participa no processo de reorganização do PCP. Foi o tempo dos célebres passeios de fragata no Tejo, essa forma engenhosa promovida pelos comunistas para a realização de encontros e reuniões de intelectuais, iludindo a vigilância da polícia fascista – passeios organizados por Alves Redol, António Dias Lourenço e Soeiro Pereira Gomes e nos quais participavam, entre muitos outros, Álvaro Cunhal, Fernando Lopes-Graça, Manuel da Fonseca, Mário Dionísio, Sidónio Muralha, Alexandre Cabral, Carlos de Oliveira, Carlos Pato e Fernando Piteira Santos.

Prisão e isolamento

Em Março de 1949, Álvaro Cunhal é preso na casa clandestina que habitava, no Luso. É colocado na Penitenciária de Lisboa, onde fica sob um regime de segurança máxima jamais aplicado a qualquer outro preso político: os primeiros 14 meses em total incomunicabilidade, seguidos de cerca de sete anos de rigoroso isolamento – sempre fechado numa cela onde o Sol não entrava e sob apertada vigilância dos pides.

Posteriormente, ficcionará essa experiência em dois livros: «A Estrela de Seis Pontas» e «Sala 3 e Outros Contos», assinando Manuel Tiago.

Em Maio de 1950, é julgado no Tribunal Plenário de Lisboa. Ali, passando de acusado a acusador, denuncia frontalmente o regime salazarista e as suas práticas opressoras, exploradoras, terroristas e de submissão ao imperialismo.

Notável trabalho criador

Nas severas condições prisionais a que está sujeito – e que visam abatê-lo física e moralmente – Álvaro Cunhal resiste trabalhando intensamente. Ao mesmo tempo que faz da prisão um espaço de luta e trava um incessante combate pelos seus direitos enquanto preso político, desenvolve um notável e diversificado trabalho criador, bem expressivo da sua singular personalidade intelectual.

Escreve dois importantes ensaios: «As lutas de classes em Portugal nos fins da Idade Média» e «Contribuição para o Estudo da Questão Agrária». Traduz o «Rei Lear» de Shakespeare. Reflecte e escreve sobre «A Origem das Espécies» de Darwin. Escreve ficção literária, os romances «Cinco Dias, Cinco Noites» e «Até Amanhã, Camaradas». Escreve sobre arte e estética: «Cinco notas sobre forma e conteúdo». Produz os «Desenhos na Prisão» e «Projectos».

Solidariedade internacional

Nos anos 50, desenvolve-se uma ampla campanha internacional de solidariedade com Álvaro Cunhal. Por todo o mundo, trabalhadores, estudantes, intelectuais, homens e mulheres das artes e das letras exigem a sua libertação. O grande poeta chileno Pablo Neruda dedica um poema a Álvaro Cunhal.

A Fuga de Peniche

Ocorreu no dia 3 de Janeiro de 1960 e foi uma das mais importantes fugas de toda a história do fascismo. Com ela, dez presos, entre eles Álvaro Cunhal, evadiram-se da mais segura prisão do fascismo – o Forte de Peniche – e, recuperando a liberdade, retomaram a luta clandestina nas fileiras do PCP.

A fuga de Peniche teve repercussões imediatas na actividade, na dinâmica e no conteúdo da intervenção do PCP, que nos anos seguintes iria organizar e dirigir algumas das mais relevantes lutas contra a ditadura, designadamente as poderosas manifestações de massas do ano de 1962, como a luta dos estudantes do Superior, a realização do maior 1.º de Maio durante o fascismo e a conquista das oito horas pelos assalariados rurais da zona do latifúndio.

«Rumo à Vitória»: anúncio de Abril

Em 1964, Álvaro Cunhal escreve «Rumo à Vitória», obra maior da sua produção política e teórica, marco impressivo do pensamento político marxista-leninista no nosso País – que virá a constituir a base essencial do Programa para a Revolução Democrática e Nacional, aprovado pelo VI Congresso do PCP, em 1965.

É um trabalho de leitura indispensável para quem queira conhecer a história de Portugal durante o regime fascista: a política de opressão e terror, os crimes cometidos, as condições de exploração dos trabalhadores e do povo português pelo poder dos monopólios e dos latifúndios – e a resistência antifascista.

«Rumo à Vitória» define os caminhos para o derrubamento do fascismo e é como que o anúncio do 25 de Abril libertador.

Revolução e contra-revolução

Nos dias e meses que se seguem ao 25 de Abril materializaram-se as grandes conquistas da Revolução. A liberdade; os direitos políticos, laborais e sociais; as nacionalizações; a Reforma Agrária; o poder local democrático afirmam-se como pilares essenciais do País novo em construção – a par do reconhecimento da independência dos povos das colónias e do fim da guerra colonial e do estabelecimento de relações com todos os países e povos do planeta. A Constituição da República Portuguesa, aprovada em 1976, consagrando estas conquistas, apresenta-se como matriz da mais avançada democracia alguma vez existente em Portugal.

A história da Revolução de Abril é tratada por Álvaro Cunhal na sua obra «A Revolução Portuguesa – o Passado e o Futuro». Aí aborda, igualmente, os primeiros passos dados pela contra-revolução – tema que desenvolverá e aprofundará mais tarde em «A Verdade e a Mentira na Revolução de Abril – a contra-revolução confessa-se».

Álvaro Cunhal integrou os primeiros quatro governos provisórios, três dos quais presididos pelo General Vasco Gonçalves. Em 1975 foi eleito para a Assembleia Constituinte e para deputado na Assembleia da República nas eleições realizadas de 1976 a 1987. De 1985 a 1992 foi membro do Conselho de Estado.

Profícua reflexão

Em 1985, na continuidade da reflexão a que vinha a proceder ao longo de décadas, Álvaro Cunhal publica outra das suas obras de referência, «O Partido com Paredes de Vidro». E anos depois, em 1996 – também dando expressão a um processo de reflexão iniciado na juventude – expõe os seus conceitos sobre arte e estética no ensaio, que é também uma proposta de reflexão, «A arte, o artista e a sociedade».

Indivíduo multifacetado

Álvaro Cunhal foi um indivíduo multifacetado, alguém que teve uma vida que é resultado de uma opção sustentada, assim como o seu rosto é o rosto de uma causa, cedo escolhida e para sempre mantida. Intelectual e artista comunista, Álvaro Cunhal encarou e praticou a política e as artes como um trabalho de transformação do mundo e da vida, um trabalho incendiado por uma paixão criadora.

Militante dedicado do Partido que ajudou a construir e no qual deixou a sua marca, Álvaro Cunhal é simultaneamente um indivíduo histórico cuja excepcionalidade só pode ser compreendida à luz da dialética da sua formação por esse mesmo Partido.

O seu legado, o seu exemplo, o seu pensamento, o seu trabalho, o seu contributo na luta revolucionária é património do seu Partido, o Partido Comunista Português, é património político e cultural dos trabalhadores e do povo português, é património da causa internacional da luta de emancipação dos trabalhadores e dos povos.

Um legado de vida, pensamento e luta que se projecta na actualidade e no futuro, ao serviço dos trabalhadores, do povo e da pátria.

Texto do guião da sessão cultural evocativa, lido por Cândido Mota. O título e os subtítulos são da responsabilidade da redacção.

António Vilarigues

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António Vilarigues

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Não andem enjoados. Vão no dia 11 à manifestação que parte dos Restauradores, Martim Moniz, Santa Apolónia e Cais do Sodré para a Praça do Comércio.

E para ganharem forças porque a jornada que é longa, cozinhem uma bacalhauzada à “comunista” seguindo à risca a “Cosinheira das Cosinheiras”.

Esta receita não foi tirada das Teses de algum dos Congressos do PCP, nem creio que seja do conhecimento do anterior ou do presente Comité Central, encontrei-a no livro “A Cosinheira das Cosinheiras“, editado em 1941, tendo atingido dez edições.

Porque a fome era muita, a censura não dava importância à culinária. A Dona Maria, governanta do Manholas, nunca chegou a ter conhecimento de tão apetecível petisco, caso contrário tinha-lhe dado um fanico.

Sugiro que este prato seja servido homeopaticamente aos que se engulham com o vocábulo “comunista“.

Experimentem!

É de comer e chorar por mais.

BOM APETITE!

E BOA MANIF.

Cid Simões

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(…)

Como escritor, Alves Redol ficará na história, em primeiro lugar, como o autor do primeiro romance do neo-realismo português – Gaibéus – e, depois, por uma vasta e diversificada obra literária: romances, contos, teatro, histórias infantis, ensaios, que marcaram impressivamente a nossa literatura e fazem dele um nome maior da história da cultura portuguesa.

Com Gaibéus, Fanga, Avieiros, Vindimas de Sangue, Uma Fenda na Muralha, A Barca dos Sete Lemes, Barranco de Cegos, entre outras obras, Redol trouxe para a literatura os problemas dos trabalhadores, os seus anseios, as suas aspirações, as suas lutas. Nos seus romances, nos seus contos, nas suas peças de teatro, ele toma partido: com o seu talento, com a sua inteligência, com a sua sensibilidade, toma inequivocamente o partido dos explorados, dos oprimidos, dos humilhados e ofendidos, contra os exploradores e os opressores. E sabemos as implicações decorrentes de tal opção naquele tempo de ausência total de liberdade.

Não foi por acaso que Alves Redol conheceu por duas vezes a brutalidade da PIDE – como não foi obra do acaso o facto de ele ter sido o único escritor português obrigado a submeter os seus romances à censura prévia dos esbirros fascistas.

(…)

Para Ouvir e Ver:

António Vilarigues

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Cinco afirmações do candidato dos trabalhadores:

1 – «A minha candidatura é a única que não tem responsabilidades ou quaisquer compromissos com as políticas que estão na base da actual situação e que protagoniza uma ruptura com a destruição da produção nacional, a exploração dos trabalhadores, a abdicação nacional, as injustiças sociais».

2 – «A verdadeira opção eleitoral é entre a minha candidatura, que denunciou e combateu um Orçamento do Estado destinado a impor mais sacrifícios, mais dificuldades e mais pobreza – e os outros candidatos que o patrocinaram, toleraram ou justificaram em nome dos interesses dos mercados, da acumulação dos lucros, das inevitabilidades ou de um alegado mal menor».

3 – «A verdadeira opção é entre os que, como nós, erguem os valores da solidariedade e da dignidade humana inseparáveis do direito ao emprego, de uma mais justa distribuição do rendimento, da valorização dos salários e pensões de reforma pelos quais lutamos – e os que, refugiados em discursos caritativos e encenada comiseração, exploram a pobreza que eles próprios promovem, instrumentalizando os sentimentos de solidariedade, iludindo as razões e responsabilidades pelo aumento sem fim do número de pobres».

4 – «Nesta candidatura e neste projecto não há lugar para o comprometimento com a política de direita, não mora a mínima promiscuidade com a especulação e os interesses do capital. Esta candidatura é expressão de um projecto e vontade colectivas, da coerência, da determinação, da identificação com os interesses dos trabalhadores e do povo».

5 – «O voto no dia 23 é uma oportunidade de mudança, uma opção entre dois caminhos e projectos distintos: aquele que a minha candidatura representa – a perspectiva de uma nova política capaz de livrar o País e os portugueses das dificuldades que a política de sucessivos governos têm imposto – ou a aceitação do rumo de injustiças e desigualdades que qualquer uma das outras candidaturas constitui».

A pergunta é:
algum dos outros candidatos está em condições de fazer sua qualquer destas afirmações de Francisco Lopes?

Gostava de ter escrito isto

António Vilarigues

Cinco afirmações do candidato dos trabalhadores

1 – «A minha candidatura é a única que não tem responsabilidades ou quaisquer compromissos com as políticas que estão na base da actual situação e que protagoniza uma ruptura com a destruição da produção nacional, a exploração dos trabalhadores, a abdicação nacional, as injustiças sociais».

2 – «A verdadeira opção eleitoral é entre a minha candidatura, que denunciou e combateu um Orçamento do Estado destinado a impor mais sacrifícios, mais dificuldades e mais pobreza – e os outros candidatos que o patrocinaram, toleraram ou justificaram em nome dos interesses dos mercados, da acumulação dos lucros, das inevitabilidades ou de um alegado mal menor».

3 – «A verdadeira opção é entre os que, como nós, erguem os valores da solidariedade e da dignidade humana inseparáveis do direito ao emprego, de uma mais justa distribuição do rendimento, da valorização dos salários e pensões de reforma pelos quais lutamos – e os que, refugiados em discursos caritativos e encenada comiseração, exploram a pobreza que eles próprios promovem, instrumentalizando os sentimentos de solidariedade, iludindo as razões e responsabilidades pelo aumento sem fim do número de pobres».

4 – «Nesta candidatura e neste projecto não há lugar para o comprometimento com a política de direita, não mora a mínima promiscuidade com a especulação e os interesses do capital. Esta candidatura é expressão de um projecto e vontade colectivas, da coerência, da determinação, da identificação com os interesses dos trabalhadores e do povo».

5 – «O voto no dia 23 é uma oportunidade de mudança, uma opção entre dois caminhos e projectos distintos: aquele que a minha candidatura representa – a perspectiva de uma nova política capaz de livrar o País e os portugueses das dificuldades que a política de sucessivos governos têm imposto – ou a aceitação do rumo de injustiças e desigualdades que qualquer uma das outras candidaturas constitui».

A pergunta é:
algum dos outros candidatos está em condições de fazer sua qualquer destas afirmações de Francisco Lopes?

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A CIDADE

A cidade é um chão de palavras pisadas
a palavra criança a palavra segredo.
A cidade é um céu de palavras paradas
a palavra distância e a palavra medo.

A cidade é um saco um pulmão que respira
pela palavra água pela palavra brisa
A cidade é um poro um corpo que transpira
pela palavra sangue pela palavra ira.

A cidade tem praças de palavras abertas
como estátuas mandadas apear.
A cidade tem ruas de palavras desertas
como jardins mandados arrancar.

A palavra sarcasmo é uma rosa rubra.
A palavra silêncio é uma rosa chá.
Não há céu de palavras que a cidade não cubra
não há rua de sons que a palavra não corra
à procura da sombra de uma luz que não há.

Letra de José Carlos Ary dos Santos

Música de José Afonso


Do Álbum:

A pedido do Cid Simões, sem Internet graças a viver no campo (falo por experiência própria…)

AV

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